Tuesday, April 08, 2008

El cantero.


El cantero. Cuento dedicado a los que se desaniman porque no ven el fruto de su trabajo, a los que se sienten sólos y no saben que, entre todos, hacemos mejor este mundo.

En una ciudad castellana habían decidido erigir una nueva Catedral en honor de Nuestra Señora. El concejo en pleno había pedido la colaboración generosa de todos los vecinos.

Los grandes hombres habían decidido entregar un año de la renta de sus tierras, los comerciantes un año de sus beneficios comerciales, incluso los judíos, deseosos de que les mirasen con buenos ojos, habían contribuido con créditos "blandos" y un donativo con la contrapartida de que se representase en un lienzo a nuestro padre común Abraham. Los menos pudientes ofrecieron "todos" sus ahorros y los que ni siquiera tenían nada, se ofrecieron a realizar trabajos según necesidad y capacidad.

El maestro de cantería, eximido ya del trabajo directo, decidió también contribuir con su buen hacer e iba todos los días, salvo domingos, con su hijo Pablo a la cantera antigua. Ahí, como uno más, miraba el bloque que había elegido, se sentaba e iniciaba su trabajo antes que el sol comenzase a calentar en demasía.

Su "clak-clak" sonaba acompasado. La mole de piedra empezó a tomar forma de bloques para el nuevo edificio. El cincel despertó a la piedra que tallaba el viejo cantero que preguntó asombrada "¿para qué me trabajas, cantero?"

El cantero sabio se la quedó mirando y le dijo: "mira tu destino es variable, depende de lo dócil que seas al cincel y al martillo. Si te dejas... serás sillar de cimientos, si resistes un poco... un simple sillar, si te mueves demasiado... sólo piedra de relleno, y si no te dejas... serás grava de camino por donde rodarán los carros y hollarán los mulos".

La piedra pensó y tomó una decisión... no se movió en absoluto. Dejó hacer al cantero y surgió de ahí un enorme bloque que fue la admiración de muchos.

En un carro y movido por varios bueyes el sillar fue llevado a enterrar en lo profundo. Y siguió la obra, la Catedral se hizo, fue bendecida y consagrada a la Virgen María.

Pasó el tiempo, el viejo cantero abandonó este mundo... y al llegar al cielo le pidió un favor al buen Pedro. Pedro no pudo negar al trabajador de la piedra ese favor postrero. Y el alma del cantero se sumergió en lo profundo de la tierra y saludó al sillar oculto.

El sillar reconoció al cantero y le dijo: "Buen cantero, te hice caso, pero en pago estoy aquí enterrado, no veo la Catedral, aunque siento cantos y júbilos que se transmiten de piedra a piedra hasta llegar a mis oídos"

El cantero replicó: "buen sillar, quedé en deuda contigo. Gracias a ti la Catedral está en pié, los hombres se reunen en su recinto y cantan loas a la Virgen María. Sirve de consuelo a pobres y ricos, de refugio a los perseguidos... Y sus torres se elevan al cielo llevando las plegarias de los hombres y el agradecimiento a los cimientos ocultos".

El sillar del cimiento se quedó asombrado, dijo: "gracias, noble cantero. Ahora me has dado el oído para entender lo que viene del interior de las naves de la Catedral de María". Y calló para siempre y poder escuchar desde entonces la voz de los hombres; y saber que, además de hacia arriba... las súplicas humanas bajaban a lo profundo de la tierra... porque Dios "además de en las alturas" está arropando en el mundo a "todas sus criaturas".

frid


Nota: Este cuento está inspirado en un punto de "Camino" (San Josemaría Escrivá de Balaguer) que habla de dejarse tallar por Cristo.

8 comments:

mercedes saenz said...

Muy bueno Frid. Deja un camino largo y profundo de la reflexíon. Un abrazo, Merci

Leona catalana said...

Bello cuento, como todos.
Pero me temo, Frid, que yo no me dejaria tallar y acabaria siendo grava para el camino. ¡Qué se le va a hacer!

Cambiando de tema, me he decidido a comentarte por haber tenido la gentileza de poner aquí mi historia -real- de la floristeria. La segunda vez que transcribes algo mío.
Es que mi blog aquí está abandonado desde que en el Qué! se acabó la censura con el cambio de dueño.
Pero te invito a visitar el post CUMPLEBLOG en el mes de mayo del año anterior. Me siento orgullosa del pasado, aunque mucha gente me decepcionase.

Un abrazo, amigo.

Anonymous said...

Estimada Leona, esta historia real honra mi blog, de verdad. Y luego, la realidad es que no es lo mismo tallar una piedra inquieta que otra tranquila... el cantero conoce la piedra y saca de cada una lo mejor. No creo que te pidiera que te estuvieses quieta... la docilidad es distinta, porque el que nos creo nos conoce y el uso de sus dones es la "docilidad" que nos pide.

frid said...

Mercedes... quizá haga hoy lo mismo que la piedra de cantería... callar y ver llover. Algo que aquí, en Zaragoza, es un hecho raro... si bien todos los años se da este "extraño fenómeno".

frid

mercedes saenz said...

¿Cuánto dura la extraña lluvia en Zaragoza? Se esperan los escritos, aunque sea después de las montañas. Saludos de parte de una lectora mal acostumbrada. Mercedes Sáenz

Anonymous said...

Mercedes... estoy leyendo un libro de Mariano Artigas, sobre el "Origen del hombre" y he pasado a trabajar, "temporalmente" en un blog más social que se llama: "Cartas y Artículos"... mientras contemplo sorprendido la realidad zaragozana.

Sigue lloviendo y lo hará hasta el sábado... y eso espero porque el monte "no lo perdono"... y él no me perdona a mí.

mercedes saenz said...

Buenos pies sobre la montaña Caminos y en los ojos y en el corazón bienvenido te sea el "Orígen del hombre, porque después no es bienvenidos a todos los que te leemos. No sé especialmente que es lo que tengo que salpicar. Pero cuándo puedas, volvé a escribir, por favor. Un abrazo. Mercedes.

TIC said...

Excelente historia