Monday, December 14, 2009

Cosas pequeñas y Navidad

 
 
 
Estos días de espera sabemos que el Niño Dios se guarda en el seno de la Virgen María. Desde la concepción virginal bajó el Hijo de Dios, se encarnó y está con nosotros.
 
Bien poca cosa es un Embrión, pero ese Embrión milagroso es ¡¡¡el Hijo de Dios!!!
 
 
Nuestros progresistas no cuidan esos pequeños detalles, las cosas pequeñas no les importan y se empeñan en facilitar su muerte. El 28 de diciembre celebraremos su martirio por los nuevos Herodes.
 
Cosas pequeñas son las luces navideñas. Ahora no quieren hacer figuras que recuerden la Navidad, se han vuelto "celebradores de la geometría", pero cada luz, por pequeña que sea, tiene el simbolismo de la "Luz del Mundo", del hijo de Dios que viene a la tierra. Miles, millones de luces en Navidad, son nuevas estrellas que nos hablan de Él.
 
Cosas pequeñas son los belenes, sobre todo aquellos que tienen figuritas de plástico para que los niños de la casa las muevan día a día. Quizá el plástico no sea señal de belenes muy artísticos pero introducen a los niños pequeños en el Misterio de la Navidad.
 
En los escaparates de nuestras ciudades hay una pequeña batalla: belenes, papás noeles y otros adornos. Todos son recordatorio de la alegría de la Navidad. Y esa alegría es derivada porque ha Nacido el Rey de la Paz que nos redime, generación a generación y persona a persona, de la esclavitud del pecado y de la muerte.
 
Mi mirada suele detenerse en especial en los escaparates con Belenes, y ahí busco la figura más pequeña... el Niño Dios. En esa "cosa pequeña" se representa nada menos que al Todo Poderoso, que en su Humildad se hizo niño para que no tuviéramos reparos en portarlo en nuestros bazos como una criaturita más.
 
En Navidad las embarazadas o las madres recientes sienten una alegría especial. Saben que su alegría de ser madres es compartida por la Virgen María y se establece una sintonía y amistad perdurable. Ambas, como madres, se cuentan sus cuitas, sus preocupaciones y hablan de ropitas infantiles.
 
Sí, la Navidad es la Exaltación de las cosas pequeñas, con la sonrisa del pequeño Niño que se llama Dios.
 
frid

Thursday, September 10, 2009

Boletaires



Finales de agosto, calor y, de pronto, una nube tormentosa que se acerca. Sube la ladera y crece... y desparrama su agua torrencial en la tierra sedienta.

Lluvia de verano, de esa que se espera sin refugio, dejando que te inunde la figura. Torrentes breves que bajan la ladera con los secretos que el bosque ha escondido: una lata de refresco, una muñeca sin cabeza, algunos huesos mondos y lirondos de una vaca devorada por los buitres.

Sol que alegra y que calienta. Y, de pronto... un aparecer de color anaranjado. Alguien mira el brillo carnoso del níscalo recién aparecido.

Corre la voz. El valle se prepara. La noche se hace larga en la espera. Y, ya a primera hora las luces de los vehículos, serpiente que asciende la ladera hasta una campa soleada entre pinares.

Los primeros: cestas; después más tardanos llenan alguna bolsa; cuando llego me encuentro la algarabía de niños y de ancianos, los gritos del buscador de tesoros en la playa: "uno", "aquí mira este otro", "ese no que es un cuesco de lobo", "niño, no toques eso que es veneno", "magnífico ejemplar, sí chaval"... Pero ya sólo quedan algunos robellones sueltos que "cazan" en esta repesca festiva.



Paseo por el monte, restos de la guerra, desolación de setas que no tuvieron la fortuna de ser sabrosas... De pronto, un brillo anaranjado, pequeñito cual botón, muestra sonrosado su rostro esperando no ser visto por los miles de ojos que han pasado por el prado.

Vuelvo a casa, oigo todavía las conversaciones de los cientos de boletaires que hicieron su fortuna o, bien, llegaron tarde.

Eran los primeros robellones de la temporada, caro les salió aparecer con tanta ansia contenida.

Este verano, en Gerona, han salido setas. Al volver de allí algún robellón cayó en mi cesta, pero ese día los boletaires se llevaron la ventaja.

frid

Thursday, July 09, 2009

El gato, la dama y la paloma



Gato cariñoso y zalamero que te acercas lentamente hacia el regazo de tu ama, ahí cerca del fuego, mientras ella mira, entretenida la ventana.

Gato que te admiras al ver el sol brillar en el espejo, mientras atento valoras tus pisadas.

Gato, que te sientes fiero y sueñas en proezas prohibidas a tu tamaño diminuto de minino.

Miras el alféizar, sueñas y saltas, ágil en tus sueños la pieza alcanzas.

Cazador con dos caras, amable con el ama.



Todos los días traen el vuelo que alegra la mirada.

Sonríes mientras miras, sueñas en paisajes que las aves captan desde el aire.

Un consuelo es sentir el aleteo de esas blancas alas.

Limpia es la paloma, limpia y clara.

Hoy vuelve mi amable gato, mi negro corazón de pelos suaves y se acerca a mi regazo.

Busca mi mano blanca, mi cariño, el calor de un afecto que sabe que provoca con su gatuna compostura.

Hoy un secreto guarda. Hoy ha sentido su ser de fiera primitiva.

Hoy ha vengado no ser tan grande como un tigre y osado como leona en partida hacia su caza.

Hoy su salto certero acertó de lleno. Sus garras afiladas penetraron en un blanco pecho.

Un corazón latía. El rojo estalló en el plumón de la paloma desgarrada.

Ahí, caída, fue placer de un festín salvaje de la menuda fiera.

Y vuelve el gato, gato negro y zalamero a su ignorante ama.

Ella espera otro vuelo que no llega.

Una esperanza no presenta su señera y el gato, que siente el abrazo de su ama, al mirar su llanto, se llena de vergüenza.

frid

Thursday, May 21, 2009

El asalto

 
 
 
Al sol, la calle desierta. Prisas por llegar a las sombras. Adelanto del verano. Ahora los fanáticos del cambio climático harían su agosto.
 
Paradas de bus con sus marquesinas acristaladas, protectoras de lluvia y viento, aún así apenas algún sufrido peatón esperaba en ellas.
 
Termómetro subiendo. Despedida definitiva del invierno y un toque prematuro de verano. Malestar pensando que el calor ya no es calor, sino calor manipulable. Aumenta la temperatura del planeta, ¡¡salvadlo!! según el dictado de los clérigos de la nueva religión ecologista.
 
Pero calor, calor intenso como todos los años cuando se acerca el verano y el viento se ausenta.
 
Las cortas sombras plagadas de árboles humanos, quietos, a la espera, atentos al asfalto.
 
Uno no se habría percatado que siguen estando todos, pero más quietos, más agrupados en las escasas sombras del medio día.
 
Al acecho, los ojos inquietos, ocultos a la luz, salvando el pellejo y disfrutando, en primavera, del frescor todavía de las sombras.
 
Se acerca el bus, descarga ante una parada que, de pronto, comienza a llenarse. Los ensombrados, por arte de magia, se mueven, reviven, asaltan el bus que parte lleno donde quedó vacío.
 
La calle vuelve a su silencio. Nuevos árboles humanos se ensombran la espera.
 
Hoy la calle mantiene su soledad aparente con asaltos esporádicos al acercarse otro bus a la parada.
 
frid

Monday, May 18, 2009

Ventisca

 
 
El caminante siente el golpear de la nieve sobre su rostro curtido. La carga que llevan es seguridad en la aldea. El grupo intercambia la cabecera para abrirse el camino. Un pensamiento lanza hacia el cielo.
 
 
Seguridad e la aldea. Juegos de niños. La madre capta al vuelo un mensaje que intuye, pero no tiene tiempo y mira. El niño se balancea, son sus primeros pasos, torpes pasos, sonrisa y caída. La cara risueña y un nuevo intento. Esta vez logra que sus manitas se aferren a la madre que, con esos juegos, parece que olvida el viento que grita.
 
Allá en el valle ya es primavera. Si bien todavía la nieve cubre las cimas. Las flores se mecen mostrando sus vivos colores tentando al panal para que vuelen a ellas. Abejas que intentan llegar a las flores, liban y vuelven con carga que sueñan en ceras y miel.
 
Las copas del árbol arrullan el nido. Las crías reclaman atención de sus padres que llevan en el pico algunas lombrices. Viento ligero en el bosque que hace trabajosos los vuelos. Pero ante la vida los padres se esfuerzan y llevan a picos hambrientos seguro alimento.
 
Los buitres remontan el vuelo buscando carroña. Aunque su aspecto no agrade y su olor espante,  su instinto les dice que sus pollos esperan el retorno de un largo camino de vuelta al roquedo.
 
El caminante fija en la madre su idea. No importa que el viento azote su cara. El paso está cerca, se nota con fuerza el ulular del viento que acaba vencido cuando el grupo supera el puerto y se adentra en el valle.
 
Vencida la ventisca, la tierra se calma. El sol reclama su espacio. La vida canta en el agua que corre bulliciosa hacia el valle.
 
La aldea en la mente, la madre, el niño... el amor y la entrega y eso, ¡para siempre! porque hay vida y esperanza con la misión del viaje cumplida.
 
frid

Thursday, April 30, 2009

Sinfonía en Do de Don

 
 
 
Es emocionante leer ese "poesía eres tú" y captar la mirada de la amada. Dos ventanas se abren y se entregan. La mente vuela desde el mirar y sueña.
 
A veces ante el Sagrario, donde los cristianos sabemos que está Dios, también miramos. Y ¿nos atreveríamos a decir "poesía eres Tú? " porque ¡qué mirar penetrante, amoroso y eterno! y su ventana, ¡qué ventana!
 
Los ojos de Dios, ¡quién cantase a los ojos de Dios!, ojos que para que pudiéramos verlos se hicieron muy pequeños, tan pequeños que fueron ojos de niño, y también ojos de feto. Ojos que miraban a través del velo de entrañas virginales. Ojos que antes fueron una sola célula que ya gritaba de amor a los humanos.
 
"Poesía eres tú", que te hiciste tan pequeño para que mis ojos y los tuyos se mirasen.
 
Y tus ojos tienen una sinfonía distinta, sinfonía en Do de Don, para cada par de ojos de la amada, ese alma a la que engalanas con perdones infinitos y dones inauditos.
 
 
Y dices ¿donde mi amada para contemplarte? Y ves que ojos no formados te miran desde el cielo porque nacer no les dejaron.
 
"Estamos aquí, esperando aquel momento en el que volvamos, sin truncarse, a unirnos al barro de la tierra".
 
"No pudimos mirarte y rezarte el poema de la vida".
 
Y Tú con tu sinfonía del Do les darás "ojos interiores", ojos sin malicia que podrán mirarte y expresarte el poema del mirar embelesado.
 
Y dices ¿donde mi amada, por qué te ocultaste? Y ahí estamos todos desnudos de belleza, esperando que nos mire y nos revista.
 
Y ¿esos que se ocultan tanto? por qué no vienen. Son los que impidieron que los ojos de los niños no nacidos le mirasen.
 
También tengo un traje de oro y plata, tejido por las lágrimas del dolor arrepentido para ellos.
 
Y es que en tus ojos, sinfonía en Do de Don, ¿quién hay que desespere de mirarte?
 
Hay lágrimas en esos ojos, porque hay almas amadas que se niegan a mirarlos.
 
frid

Wednesday, April 29, 2009

Poetas en Mi Mayor

 
 
Hubo un tiempo, el de los juglares, en los que el poeta cantaba la belleza de la amada, una amada que habitaba en el castillo inaccesible de su recato y que exigía en el caballero la realización de inacabables hazañas que le hacían virtuoso, mostraban su lealtad, su generosidad y su grandeza de ánimo. El poeta cantaba la armonía entre el Bien y la Belleza.
 
El Cantar de los Catares es el mejor poema de Amor jamás escrito. La entrega es completa, para siempre. El perdón aletea y purifica a la amada que sólo encuentra su reposo en el amado. El alma se ve reflejada en su caminar terreno hacia la fuente de aguas vivas. Y ese caminar hace feliz y virtuoso al que vive esa borrachera de amor.
 
 
San Juan de la Cruz, San Francisco y otros captan en la Naturaleza la voz amorosa de Dios, al pastor de los silbos amorosos, al Señor a quien sirve el hermano Lobo o la hermana Luna. Y en esa entrega, vaciados de sí mismos, encuentran en su ser la Belleza y la Bondad de Dios.
 
Un poeta del alma encontraría en Susan Boyle una especial belleza, la de un alma generosa, además de una voz prodigiosa que ha cautivado a millones de internautas.
 
Pero algo se ha roto en la poesía. Los moldes ¿lo eran? han sido rotos. Se canta al sentimiento. Se canta al amor propio, a lo que a mí me hacen sentir las cosas y las personas, a lo que a mí me apetece, a lo que yo necesito, a mi dolor infinito, a mi rebelión, a mi orgullo herido, a la injusticia que sufro, o sencillamente, se canta lo que "me sale" y eso, lo mío, es bello porque así lo siento.
 
Ahora "lo mío es hermoso". El objeto de amor soy Yo. La creación se manifiesta para mi uso, mi disfrute. Ahora soy el Astro Sol, ya no hay hermano Sol o hermana Luna... hay siervo Sol, sierva Luna, persona utilizada o manipulada, amor mientras se siente y se disfruta.
 
Bellos sentimientos, sí... pero que se abandonan cuando se dejan de sentir, aunque lo que se abandone sea a "mi amada del cantar", "a mi esposa", o "a mis  hijos" en la Inclusa o en la muerte prematura de la píldora o del aborto.
 
¿Poesía con nota musical de Mi mayor?
 
Más bien sentimiento hueco, estéril y cruel. ¿Hacemos poesía de la monstruosidad? ¿Nos eleva la poesía al mundo de las musas o nos rebaja al sentir de los limacos?
 
Poesía eres tú, como dice Becker, poesía es el otro, poesía es Dios, poesía es aquello que me hace sentir, que me hace vivir, que me hace soñar, que me ilumina. Y yo, ante aquello que admiro, estallo en palabras de gozo, de dolor, de amor.
 
No, poesía no soy yo, no es mi sentimiento, no es mi "Mi mayor" sino el "Tú Mayúsculo"
 
frid

Wednesday, April 01, 2009

Ataque aéreo





Aquella solitaria paloma es la que comenzó la guerra. Su pasión, al mediodía descargar en la calle San Andrés, pasase quien pasase, sin mirar siquiera, con esa soltura y falta de pudor que es propia de la infancia, pero sin una mamá que le dijese: "niña, eso no se hace".

Vestidos de "Prada", abrigos recién sacados el tinte, sombreros, incluso alguna calva eran las víctimas diarias de esa paloma solitaria.

Era una única paloma pero grandes sus destrozos. Y algún insolidario, algún intolerante, agotó su paciencia y apuntó. Sí, apuntó desde una ventana de la calle y de un disparo certero atravesó a la inocente paloma de parte a parte. Último vuelo, hacia abajo. La paloma mordió el polvo de la calle.

Por ahí había una pareja de palomos merodeando detrás de la señora "loca", la que con su cesta llena de migas de pan, alimentaba a miles y miles de palomas.

La paloma destripada había caído sobre el duro asfalto a la vista de la "loca" y de los palomos revoltosos. Menudo susto: ¡una inocente víctima de su incontinencia! Nadie le dio la alternativa de una educación esmerada. Irritación en el palomar. "Loca", palomos y palomas idearon tomar venganza.

Aquel día parecía un día normal de primavera. Los ronroneos de las palomas, eso sí, parecían más intensos, los transeúntes de las calles colindantes, sus niños juguetones, todos inocentes, disfrutaban del sol, de la ligera brisa, del tiempo que llenaba de vida los pulmones.



Sonó un crac, un ligero crac, y miles de crac despedidos por el aire. Guano a cientos, miles de palomas en vuelo rasante y, acabose por un momento la alegre primavera. Niños, madres, padres, el heladero, el barrendero, todos, condecorados por las plastas volanderas.

Silencio. ¿Donde está la loca? Motín, perdigones despedidos a los cielos con poco efecto pues el palomar entero gozaba de la ventaja del dominio de los cielos.

Desiertas se quedaron las calles. Victoria de los pájaros guerreros. ¿Tregua? ¿Negociaciones? ¿Bandos municipales del Alcalde reordenando los espacios?

Los niños desconsolados, ellos que siempre han jugado a cazar palomas pero que nunca han dado el último paso atrapando al pájaro volandero.

Y empezó la guerra. Hubo lazos y trampas que atraparon a cientos de palomas callejeras, multas a la loca por cebar el palomar, requisa de escopetas, cristales rotos, trajes en el tinte, plastas volanderas arrojadas desde el cielo a alguaciles. Una guerra que hizo que las aves más sensatas emigrasen y que el hombre pensase que había ganado la partida.

¿Se logró la paz? ¿Donde la loca? Algunos dicen que volverá con su carro de migas a regar las calles y cebar palomas. Pero mientras la calma en la ciudad, los niños en sus juegos, y alguna paloma suelta parece aceptar el juego del infantil correteo.

Pero la paz no es la tregua de la guerra. La paz es la concordia, la delimitación de espacios, la cesión mutua, los intereses moderados. Y lo que se vivía era la tregua entre guerras, era un intervalo entre batallas.



Comenzó un día, un día espléndido en el bullir de la primavera. Un rumor. En los campos algo pasa. Sembrados blanquecinos por el guano, campesinos que hablan en susurros, ¡Oh! el miedo está latente en la calma de la espera.

El pulso acelerado, la boca seca, la sed sin saciar con el agua de la fuente. La mirada hacia lo lejos. "Vuelven". Pero por ahora sólo sol, juegos infantiles, vida en las calles y, sin embargo, el hablar se vuelve silencioso, se susurra. La impresión indefinida acrecienta las angustias que, por no saber razones, se guardan en el silencio de las almas.

Una sombra en el sol. No, no es una nube de tormenta. Ya pasó. El sol sonríe. Otra sombra, dura más. Y otra que aún algo más dura. ¿Un eclipse? Sombras raras como de pájaros se recortan en el suelo. Triste se torna el día. La luz se oculta. Eclosiona algo y el ronroneo por miles, por millones. Una pasada, otra. ¡Guano a ríos, guano a mares!

Un rayo de sol se asoma, ahora otro... luego el sol retorna. Blancas las calles, blancas las farolas y tejados.

Silencio, un niño llora y estalla en llantos la ciudad entera.

Venganza de palomas. ¿Su victoria?

Bando del Alcalde, emergencia de basuras, daños y orgullos, muchos orgullos vencidos por palomas. Miedo que flota en el aire. ¿Volverán las aves? Así, desde entonces, ese día de mayo es temido. En la plaza un recuerdo del año en el que el cielo llovió guano y las aves mostraron su poderío.

Suena un timbre, el ring se hace más intenso, una mirada de soslayo, la mano torpe enciende la luz a tientas después de tirar al suelo el despertador que le atormenta. En la ventana se oye el runruneo de dos palomas. Juan se alza perezoso de la cama, mira asustado el cielo, el sol se asoma, en la plaza dos niños juegan a perseguir a las palomas. La loca baja por la calle de San Andrés con el carro de la compra y sus migas, las de todos los días. El vecino se queja de que ayer le cagó una paloma y pregunta al del Estanco si tiene una escopeta de perdigones y se la presta. Se bromea. Pasa el camión de la basura, recogen con su pala una paloma muerta y Juan siente que su cuerpo se estremece y tiembla.

frid

Thursday, February 19, 2009

Esperanza en grises.





Nubes grises de polvo ocultan el sol.

Las farolas intentan remedar su brillo.

Hace calor en la calle y es como fuego negro...
que emana de las paredes de los humanos refugios.

Casas grises, cajones habitables.

El verde añorado luce colgado entre paredes.

Miradas desde pardos visillos hacia el río.

Parduzcas aguas de vida descolorida.

¡Añorando montes!, ¡añorando fluidos cantarinos!



Un milagro, una puerta que se abre.

Un rayo de sol, que logra abrirse paso entre la bruma,
y se recrea en el abrigo rojo de la niña.

Atardecer esperanzado en su sonrisa.

Juegos solitarios en la plaza, juegos envidiados.

Poco a poco, de otras jaulas surgen niños grises,
y rodean el estallido de rojo del vestido.

La muñeca sonrosada de mano en mano pasa.

Sueños, sueños infantiles.
Y en esos sueños sus grises se tiñen de colores.




Mirando están, desde los visillos pardos,
padres grises consumidos por la prisa y el trabajo.

La puerta del milagro se entreabre...
Olores a hierba y a rosales... ¡flores!

Y sus padres llaman a la niña:
¡la merienda está dispuesta y la mesa compartida con hermanos!

Bullicio, alegría que los niños grises miran con envidia.

Los únicos admiran a la benjamina de aquella abarrotada pandilla de chiquillos.

Familia...
¡familia numerosa que en andrajos de colores vive sembrando la alegría!



El sol se oculta, la plateada luna le releva...
Y ambos velan con ternura sobre aquella triste villa.

Día y noche rayos de sol, rayos de luna... avisan...
que la vida es de colores,
que vecina a las colmenas habitadas...
una sierra, unas montañas, un verdor, un olor a hierba fresca... se divisan.

Sin tanta prisa...
¿verdad que un día podrás ir con tu mochila pisando alfombras verdecidas?
o bien manchar las botas con el barro del camino
o contemplar la trucha saltarina...
Y ver mil soles reflejados en el lago, o en el ondear del agua que circula.



Esperanza, esperanza con una brocha de colores
y un minuto, cada día, para zurcir con harapos rojos, verdes o amarillos
las prendas que trasladen el sol del cielo a nuestra vida.

frid

Zaragoza 19/02/2009