Saturday, April 19, 2008

El agua entre las manos.

Llegamos sedientos a la fuente, después de una larga caminata, nos agachamos... hicimos con las manos un cuenco y bebimos, la mayor parte se nos escapaba como agua entre las manos.



No se sujeta el agua entre las manos, fluye, pasa... sólo se admite temporalmente como vasija agrietada en la que saciar la sed. Pura y cristalina no permite ser encarcelada. Y, cuando haces charca, ese mismo agua se enferma... putrescente se convierte en vivienda de las ranas.

Dolorosas noticias... las dos en el mismo día. El padre de un amigo... un hombre ejemplar, de vida bien vivida pero llegando al final. El tumor ha sido el aviso. Y ahora ve su vida como "agua entre las manos"... ¿retener su flujo, parar su recorrido? Imposible. Pero ese aviso es un toque de amor. Está preparando el salto para encontrarse en el momento oportuno con el Señor de los Planos.

Él le trazó un recorrido y como dice la copla de Jorge Manrique... "nuestras vidas son como ríos que van a parar a la mar, que es el morir"... La mar..."la inmensidad"... la calma, la paz. Pero ¿Van todas las vidas al mismo mar? Serenos finales de vidas vividas. Inquietos pesares en otras vidas que no siguieron la senda marcada por Planos Divinos.

Mi otro amigo ha sufrido una recaída. Pensamos que la vida seguiría... ahora pensamos que su cuerpo falla, se rompe... es casi de porcelana. Y en cualquier momento no habrá quien pueda reparar más su vasija ya tan delicada. Su vida ha sido una vida de Amor. Lo dejó todo por seguir al Señor de los Planos... y espera encontrarse con Él en el Mar Océano.

Yo sigo el camino, bebiendo en fuentes montanas, la cima está alta, muy alta... y una llanura es sólo un pasajero descanso. He visto en el Plano que son sólo valles colgados y esperan subidas muy recias si bien en todas se adivina el paso adecuado.

Subo remontando corrientes de agua... observo cómo la vida siempre pasa. Pensamos que somos eternos cuando contamos los años en pocas decenas... después ya ni pensamos... las prisas nos marcan su senda sin que apenas nos demos cuenta. Y si llaman, de la hora postrera, pocos son los que se han dado cuenta que toda su vida, toda ella... se fue de sus manos sin apenas beberla. Vivieron la vida de otros, hicieron lo que otros dictaron, no hicieron lo que quizá, al final del camino, les llevase a ese punto en el que se ve el Mar Infinito.

Atardece para esos amigos. El Sol, curioso fenómeno... se oculta para los otros mortales... para ellos les lanza un rayo postrero que les abraza, les da un calor nuevo y les muestra los mares inmensos que con su amor han llenado.

Su Mar Océano no es una charca de ranas. Es la inmensidad llena de vida donde los Grandes Amores y el Señor de los Planos les darán la bienvenida.

frid

10 comments:

Anonymous said...

Grandioso. Enorme. Fantástico.

Sin palabras, sólo alabanzas.

Increíble.

Pablo said...

Un texto fantastico, merecedor de los aplausos...

Un saludo enorme, desde Argentina

Lord Bohemi said...

Preciosa la metáfora del agua incontenible y la vida; me gustaría hacerte una pregunta: crees en Dios?

Anonymous said...

Gracias, amigos... creo en Dios desde que me levanto y veo el amanecer. El Sol me hace un guiño y me dice... "antes está Dios"... y cuando mi cuerpo duerme dice "ahora descanso en Dios".

Le espero.

frid

mercedes saenz said...

Volvemos a Aragón después de haber intercambiado opininiones, por cierto muy interesantes, con el andador de Caminos. Es inteligente el andador de caminos, sabe dónde pisa y es capaz de mostrar el sendero que muchos no pueden ver. En la simbología de sus textos no todo lo comparto. Sucede que me parece extraordinaria la manera en que defiende su postura, intentando clarificar muchos razonamientos enquistados en los siglos. Utilizar el agua en este texto fue muy bueno Frid, muy bueno. Agregar además que le ponés una gran dosis de poesía lo hace doblemente placentero. Sigo con esa manía de leer todo en varios sentidos. Tengo la suerte en este blog que no me dan coscorrones por ello. Lo más que harán es seguir de largo o detenerse y no seguir leyendo. Un abrazo. Merci

Unknown said...

pedazo de texto me encanta pasarme por aqui te linkeo un saludo

Anonymous said...

Estimada Mercedes... gracias por venir a mi casa, que es la tuya. Todos seguimos una historia personal llena de luces y sombras. En la vida hay algo que podemos planificar... como dice el texto... pero al final se escapa como "agua entre las manos"... sólo el alma es capaz de prepararse para dar un salto que TODOS tememos. La esperanza nos hace ir más confiados y serenos.

frid said...

Gracias, Raul. ¿Sabes que no sé linkear desde esta plantilla? Es mi cruz. Sólo linkeo con enlaces a los post desde los comentarios. frid

Rafa said...

Gilgames perdió la inmortalidad al gacharse a beber recogiendo el agua del arroyo haciendo un cuenco con las manos y dejar la flor de la vida en la tierra,en la orilla del rio, cuando la astuta serpiente vió el error del caballero, se acercó y comió la flor, arrebatándole la eternidad. Tenemos que estar despiertos, sin descuidos, vigilantes, el agua es fresca, y para que no nos descuidemos al beberla, hay que lanzarla hacia arriba, como una fuente que suba hasta la vida eterna.
Si no movemos nuestra fe y
descuidamos en otras aguas nuestra sed perderemos la vida en un dilu vio incongruente y sin sentido.
Yo tambien soy del credo de los apóstoles. En Xto. te saludo.
Rafa

Anonymous said...

Rafa: los mitos "sabiendo que son aproximaciones" son buenos para abrir puertas que estaban cerradas, proponer de modo nuevo las preguntas de siempre.

Demasiado descuidados en las cosas de acá olvidamos que todos somos caminantes. Caminantes no los hay sin meta... si bien a veces parece inalcanzable.

Siendo los hombres inquietos, esperando el algo más... es una suerte su finitud. Porque toda la vida es ensayo de "bondades" pero también de "maldades"... y nos cansamos incluso de lo bueno... para beber de las charcas impuras, estancadas, putrefactas... envenenarnos y negarlo pensando que somos geniales cuando lo que pasa es que estamos alucinando de fiebre.

frid