Es en la mesa como se nota la "buena educación"... y es algo natural que surge cuando los hijos ven cómo viven sus padres. Cuando las patas de pollo aparecen por arte de magia, cuando la madre y el padre gustan "curiosamente" aquello que no les gusta a los hijos... algo muy profundo se está cimentando.
Están todos sentados en la mesa, "no se levanta uno hasta que no hayan acabado"... ya eso supone aguantar la prisa. "Uno se come lo que se pone", eso es ya controlar la vista y poner cabeza, "no sólo se come con los ojos". "Los cubiertos no están de adorno"... la realidad es que mirado desde el lado del niño están continuamente ayudándole a controlarse y puede pensar "mamá ya vale, siempre lo mismo..."
Pero "no todo vale" ni "hago lo que me apetece"... hay un orden, unas normas... un pensar en los más pequeños.
- Pedro, córtale la carne a María que es muy pequeña y no sabe.
- Álvaro, ves a llenar la jarra de agua a la cocina... ¡eh, no corras, que te caerás y romperás la jarra".
- Muy bien, Pedro, te has portado. Álvaro, eres ya un hombrecito...
Esta mesa es una "escuela familiar" y si además los hijos, por turnos, son los protagonistas...
- Deja a Miguel que cuente, luego nos dices tus aventuras en el Colegio...
- Marta, ¿por qué estás tan callada? ¿Otra vez te ha reñido la maestra? Esta tarde encontraremos un hueco para estudiar juntas las capitales españolas.
Porque es así también una escuela de lazos afectivos y de fortaleza.
El enemigo principal de esa "escuela"... la "caja tonta", el Televisor que sustituye la conversación, la atención, y deja como embobados a todos oyendo, ¡además! verdaderas barbaridades. No basta decir ¡qué mal está el mundo ahí fuera! porque realmente ese mundo ha entrado también un poco ahí dentro.
Mis sobrinos son de los de la "antigua usanza". Mesa, horario, orden y conversación. Y, cuando estamos en casa de Tito, él es el que preside y bendice la mesa.
No son unos santos, son auténticos diablillos que están deseando salir como locos a jugar, pero de un año para otro van mejorando, van aprendiendo a convivir, a cuidar unos de otros... en esa escuela que se llama "comida familiar".
Pero, además... hay otras escuelas "particulares" que son las que surgen cuando aquel pequeño, con una pena, se acerca al padre o a la madre, "remolonea" esperando que le llamen, le pregunten con afecto y suelte ese "sapo" que le corroe, ese "Pepito me ha dicho", "María me ha mirado mal", o cualquier otra tragedia, tragedias de niño... pero tragedias al fin y al cabo.
frid
3 comments:
Habiendo tenido de cuna esa infancia, no nos fue posible compartir asi la mesa. Es lindo en tu escrito poder imaginarla.Éramos nueve, todos seguidos. De todas maneras se armaban muy lindos momentos. Fue un placer tu escrito Frid. Fuera de lo que me sopla mi añoranza, es un buen recordatorio para los que puedan practicarlo. Un abrazo. Mercedes
Me ha encantado tu blog al que he dedicado varias horas, yendo entrada por entrada. He tomado prestada "robada" como colaboración, y siendo tu BLOG citado como fuente, Ojos, esa entrada de 6.6 para publicarla el 29.6.2008 en http://www.anecdonet.com, pues me ha parecido buena y me ha despertado mi propia creatividad.
Dime si te parece bien aslanfirst@gmail.com
Un saludo cordial,
Juanfro
Gracias, Juanfro. A tu disposición. frid
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