Thursday, May 29, 2008

El señor de la Marca (ii) La flecha.


Frid me ha dicho que cuente la versión de Enrique en esta batalla. Su historia es muy corta porque apenas entró en combate, la flecha traidora, acertó en su pecho. Y dejo enseguida la vida tendido en la tierra.


La flecha... llegó volando, certera, sin advertencia.

Un botón rojo, una mirada perpleja. Seguridad al ver a mi hermano a salvo.

Sonrío, Gillermo se bate con entereza. Se muerde los labios, aguanta la pena.

Sí, esa flecha tenía otro nombre pero segó mi vida cuando decidí correr en su ayuda.

No siento dolor, quizá sea el calor de la refriega. Noto que tiembla mi cabalgadura...

Hermana gemela del corcel de mi hermano, también ha recibido muchas heridas.

Una sola y certera me quita la vida... sed, borboteo... aguanto la herida.

Muchas necesitó mi cabalgadura para caer también rendida.

Miro a mi hermano batirse con furia. Ya abre una brecha...

Ya cambia el signo de la pelea ¡victoria! intuyo, si bien a mis oídos no llega ese grito.

El sol abrasa, la armadura pesa... pero me siento ligero mientras me muero.

Mi sangre se mezcla con la tierra reseca del campo de tierra...

Ahí va a parar, regando con vida, el flujo rojizo de todos los hombres valientes.

Y al caer hacia el fondo, al cegarse la vista... mi alma vuela ligera...

Y se estremece al ver a mi madre y a la Virgen María que arriba me esperan...

Dejo la vida, sonrisa en los labios, victoria en la tierra... y ojos de asombro...

Ojos que velan a los que todavía se agitan en angustias de vida...

Ese mundo divino que todos esperan.

Asombro... conmigo se vienen también combatientes del bando contrario...

Creen en Dios, son musulmanes... pero mi Cristo murió también por redimirlos.

Al fin y al cabo eran buenos, fieles y nobles guerreros.

Abajo queda si hermano Guillermo. La batalla acabada, la plaza ya suya. El moro cautivo. Mi padre dolido. Pero se hace el silencio y balance de bajas. Los heridos, dolientes, son atendidos. No hay rapiña. Ambos, vencedor y vencido, son Señores de Marcas, fieros guerreros pero señores de honor y respeto.

Hoy ha vencido la hueste de Don Rodrigo. Hoy Mustafá es el cautivo. Pero el Rey Sabio, al que todos admiran, ha decidido llamar a su corte al vencedor, al joven Guillermo, y al noble cautivo.

frid

2 comments:

mercedes saenz said...

Frid como siempre sus escritos además de llevarme por el placer de la lectura siempre me dejan cosas pensando. No es la primera vez que lo digo. Hemos compartido, debatido, levantado banderas contra todo tipo de crueldad, disentido en algunos puntos, pero creo que hay un Tata (con todo respeto asi lo llamo porque fue la palabra que más necesité de niña)que está siempre más que presente cómo una brújula al norte. No sé muy bien cómo es la cuestión con tus sobrinos pero realmente tenés es una muy buena forma de contar. Por un lado felicitaciones por eso.
Por el otro quiere detenerme en
las primeras líneas de este escrito. Tienen mucha poesía y esas frases cortas un efecto de impacto especailes. A veces leo por placer tu Aragón y sé que me pierdo más de la mitad. Me gustaría si es que lo haces leer algún poema tuyo. Si bien tus escritos tiene mucho de poesía , me gustaría leer uno. Bueno despues de semejante largura te mando un abrazo y te felicito de nuevo, Merci

Anonymous said...

Mercedes... la poesía es como el alma desnuda de alguien... son gotas de esencia que sólo se sueltan en especiales momentos... si la poesía sale el alma gana y pierde... se muestra una luz muy personal... el yo que vibra con cuerda de fibra mortal... y se hace eterna si logra su meta... y es que otros vibren con el mismo metal. Es algo sublime que muy pocos hacen... por mucho que juegen con ritmo y con rima.

frid