Friday, June 13, 2008

cachorritos asustados.


Creando un muro nuevo de modo voluntario.




En aquel pueblo admitieron, sin quejas, que, por su propio bien, los gobernantes les formasen en criterios éticos.

Antes, todos, habían convenido en que la verdad era algo tan imposible de conocer que no había verdades permanentes. Y, al salir a la calle, se habían quedado con la mente en blanco ¿qué hacer? ¿qué es lo que conviene? ¿quién guiará nuestros pasos?

Después de esas reflexiones convocaron en una asamblea a pueblo y dirigentes. Su discurso fue sencillo y lo pronunció el más anciano del pueblo:

- "Si es verdad lo que decís, que no hay verdades, o lo que es lo mismo, que no pueden ser conocidas, ahora ¿qué hacemos, cómo nos organizamos?

Ese pueblo había perdido paulatinamente la capacidad de rebeldía, sumiso, miraba como un cachorro de perro a sus nuevos amos. Y los gobernantes les explicaron lo que ya tenían preparado:

- "Mirad, es verdad que "no hay verdades", ante ese hecho "incuestionable", vemos que "lo mejor", lo "mas conveniente" es que seamos nosotros, vuestros legítimos representantes, los que decidamos. Os trasladaremos en cada tiempo y lugar aquello que hay que creer como si "fuese verdad". Así habrá "unidad", "paz social" y "convivencia pacífica". Tendréis que depositar en nosotros la confianza, entregarnos los hijos al sistema público de enseñanza donde les inculcaremos los "valores democráticos de cada momento".

Así, en ese pueblo la enseñanza se convirtió en propiedad exclusiva de los gobernantes. Una de las premisas que sostenía el nuevo régimen era el poder absoluto de la Ley sobre el ciudadano. Y, por tanto, era esa ley la que creaba o quitaba derechos o legitimidades. Ley humana, "construcción humana" subordinando a las "personas humanas" que quedaron convertidas e "individuos propiedad y al servicio del Estado".

Algunos ancianos empezaron a darse cuenta que ese sistema tenía muchos fallos. No entendían cómo algunos individuos desaparecían, cómo las familias debían tener los hijos que marcaba el programa de producción del Estado, cómo los más débiles dejaban de deambular por la ciudad, cómo ya nadie hablaba con sencillez. Todos recelaban.

Y es que todos se habían convertido en esclavos del Estado.

Aquella asamblea última fue diferente. Se les concedió explicarse y manifestar sus preocupaciones. Dijeron los ancianos:

- Algo ha fallado en el sistema. El debate sobre ideas ya no existe. Siendo todo relativo ¿cómo es que tenemos tanto miedo a manifestar nuestras opiniones? ¿cómo el manifestarlas es ocasión de aislamiento, de encierro en escuelas de reeducación, o de desaparición de los discrepantes? Ya no hay alegría ni seguridad en nuestra gente, incluso hay brotes de rebelión y de violencia.

Esta vez los gobernantes no fueron dialogantes. Callaron y se reunieron en asamblea parlamentaria. Debatieron sobre el concepto de persona y concluyeron que el Estado otorgaría ese título a aquel que aceptase sin quejas y con alegría sus postulados.


Y la gente aprendió a no decir lo que pensaba, a mostrar una careta en vez de rostro, a hacer un rictus en forma de sonrisa y a tener cada vez más miedo, porque aquel que fallaba en ese intento era sistemáticamente eliminado.

Pero eran cachorros de perro con los ojos sorprendidos mirando indefensos a sus nuevos amos.

Por cierto, ya salvo que fuesen gobernantes, no quedan ancianos.


frid

3 comments:

Anonymous said...

Estimado Frid, ante el cuento que nos propones, hay un error primordial, que creo se debe a que los protagonistas son cachorritos o personas ya muy gastadas por sus muchos años.
La primera verdad que salta a nuestro encuentro es nuestra propia limitación, nos la da la experiencia propia. De niños –cachorros- necesitamos hasta que nos alimenten. De viejos, pasamos a ser lo que ahora llaman: “personas Dependientes”, pero nos olvidamos que en el entremedio los NO DEPENDIENTES tampoco tienen LA VERDAD, pues cada uno busca la suya, aunque políticamente crean que sus soluciones son las mejores para la sociedad.
Al menos yo tengo MI VERDAD: “soy tan limitado”, y tengo necesidad de que me ayuden tanto otros tan limitados como yo, que ladro como cachorro alegre, porque me salto la valla de las leyes que me impidan ver LA VERDAD DE MI CREADOR, y el de aquellos que no lo reconocen, y que desaparecerán sin más, sin tener la alegría de reconocerse en sus limitaciones. Yo nunca seré viejo, mi carne sí, pero mi espíritu encontró hace mucho tiempo la VERDAD, y quiere unirse a ELLA, cuando sea necesario. Pero no admitiré otra que sea tan limitada como mi existencia.
Muy bonita reflexión. Aplausos.
Rafa

Anonymous said...

Estimado Rafael... ambos estaríamos en el lado de los "reaccionarios", "contrarevolucionarios", "derechistas" y cualquier elemento a "reeducar" o "eliminar"... porque somos cachorros de animal libre, aprendemos pero nos construimos un mundo personal. Confiamos en descubrir la verdad, no estamos cansados de buscarla y cuando la encontramos "meneamos la cola" como los perrillos libres con alegría.

frid

Irene said...

Ayyyyyyyyyyyyy Frid...
Necesitaría de tu lucidez para que le cantaras las cuarenta a la soberbia del poder que tenemos en este momento por estas tierras.
Estamos pasando un momento crítico porque una gran parte del pueblo se ha dejado oír y ha dejado de ser cordero.
Hago votos porque esto pase pronto
Un abrazo y Gracias de nuevo por tu esperanza
Irene