Tuesday, July 22, 2008

Las máscaras.


Del teatro griego provienen las primeras. Con ellas se podía disimular el estado de ánimo. Una profunda tristeza se ocultaba en un rostro risueño. Pero eran sólo eso... máscaras.


Llegaron los hombres grises, expertos en la mentira y el disimulo... asistieron al teatro y vieron el poder de las máscaras. E hicieron máscaras perfectas, soldadas al rostro y todas ellas máscaras risueñas.


La risa siempre ha atraido simpatías si no es demasiado extensoria. Pero la sonrisa desarma, recuerda la primera comunicación de agrado y placer del ser humano. Es una señal inefable de que "todo va bien". El bebé no habla pero ese gesto es un gesto eterno para transmitir tranquilidad y desarmar a la madre.


Los hombres grises sabían que su arma era la sonrisa... pues su discurso debería decirse con máscara de llanto ya que era el discurso que mataba la esperanza.


Y con una sonrisa hablaron y progresaron en la dicción. No basta sonreir, hay que hablar exaltando, con firmeza, incitando a compartir el proyecto... un proyecto de "progreso" y de un fururo de felicidad ante el que vale la pena sacrificar cualquier cosa.


Y han hecho reales progresos en la mascarada: sonrisa, dicción segura, vibrante y ojos centellantes de ilusión.


Centellas que hablan de cielo, de ilusión, de esperanza, de juventud y lozanía... sustituidas por gotas de vidrio que hablan de engaño. Pero ¿si el engaño se captase, no dejaría de ser engaño?


Máscaras perfectas para urdir la trama de la deseseranza: somos muchos en el planeta, la temperatura subirá, nos achicharraremos, nos ahogaremos... pero ahí está el hombre gris para extendernos la póliza de vida. Tú sí puedes ser feliz, firma nuestro proyecto de investigación y selección genética, firma nuestro proyecto de control poblacional ahí fuera... en las antípodas.


Cada firma, cada adhesión a esa mascarada supone miles de personas que no conocerán nunca la verdadera alegría, ni la sonrisa, ni el destello de una mirada clara.


Centellas sustituidas por gotas pulidas de vidrio de colores... sucedaneos de felicidad en cuerpos saludables.


Nadie se asoma al fondo del barco donde remeros hambrientos y desvalidos mueren a miles para llevar la nave del progreso por todos los mares.


En cubierta... eterna fiesta de mascarada. Y discursos ¡qué discursos! qué bien construidos! cómo te elevan "por encima de los mortales"! Se es uno de esos elegidos que ya no tienen rostro porque ha sido fundido a una máscara sonriente.


¿De qué ha hablado? preguntaron a aquel que asistió a un discurso de Hitler... "fue maravilloso"... pero ¿qué dijo? Pues "somos superiores"... y vino la masacre.


¿De qué hablan los hombres grises? "es maravilloso, es todo positivo"... pero ¿qué dicen? Pues que "estamos progresando"... y han introducido todas esas leyes de la cultura de la muerte.


Pero son los que están en las bodegas los que no sonríen, son los no nacidos los que ya no tienen cierto su futuro, son los seres humanos, los que pueden padecer tristeza o estar alegres, los entusiastas o desanimados... los de ánimo cambiante, los que nos negamos a la mascarada... quienes acabamos en las bodegas del barco... remando.


frid

2 comments:

Rafa said...

Frid, es mi primer contacto de vuelta de vacaciones, y veo cuanta razón tienes con lo que dices de las máscaras sonrientes-me recuerdan a cierto personaje político, que no reconoce la crisis. La máscara tiene los ojos vacios, no quiere ver lo que pasa, al fin y al cabo está convencida que todo es un teatro y ellos los mejores actores, y la "catarsis" se produce al colocarse uno la careta, y convertir a todos en cínicos.
Lo que nos salva a quienes no llevamos máscara es el brillo de nuestros ojos, a pesar del sufrimiento, podemos mirar al cielo y a quienes amamos sin mentirles, porque ellos podrán ver siempre la verdad en el brillo de nuestra mirada.
Un abrazo. Que sigas siendo libre en tu mirada.
Rafa

Ramón María said...

Amigo Rafa, tanto el negar una realidad, como el inventarse otra diferente, aleja por completo una solución a cualquier problema.

Ambos estan en el tiempo "o". Inmovilidad para el pueblo si levantaran la cabeza en vez de mirarse el ombligo, tal vez y solo tal, entre los dos encuentren la solución a dicho problema.



Agur un saludo.